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Francisco Ortiz Cano

Las habas en año bisiesto


Se trata de la creencia más o menos extendida de que las habas en años bisiestos dan el fruto invertido, con respecto a cómo lo producen el resto de los años.

Lógicamente, absurdo ¿verdad? Pues para mucha gente es tan cierto como el sol que nos alumbra. ” Pero, ¿cómo puede un haba reconocer cuando un año es bisiesto y cuando no?” Esta fue la pregunta que me asaltó nada más escuchar, como afirmaban a mi lado (en un bar de tapas de Granada), tal maravilla de la inteligencia de un haba. “¿Cómo es posible que un calendario desarrollado por el ser humano, con diferentes ajustes y reajustes a lo largo de la historia y en extremo complicado, haya podido influir en el comportamiento de un haba?” pregunté. “¡Ah, no! No solo en las habas, si no en todo lo que tiene vaina”. “¿Cómo?” pregunte de nuevo. “Sí, sí, los guisantes, las habichuelas …. todo lo que crece dentro de una vaina, en años bisiesto está invertido”. No podía dar crédito. “¿De verdad?” dije. “A ver: tengo 62 años, mi juventud fue en un cortijo de Andalucía, he cultivado de todos esos frutos que estáis diciendo y nunca había oído hablar de tal prodigio de la naturaleza, no me lo puedo creer.” Quise razonar mi oposición, pero no había forma de que entendieran lo difícil que debe resultar para un haba todo este proceso de los años bisiestos. Llegados a este punto, una de las 6 u 8 personas que estaban en la conversación, afirmaba que yo les estaba tomando el pelo. “¿Cómo es posible que una persona de su edad, que dice haber vivido en el campo, no sepa que las habas en años bisiestos están invertidas?” se preguntaba. “Nos os dais cuenta que os está tomando el pelo”, dijo dirigiéndose a los demás. A todo esto un haba abierta encima del mostrador mostraba sus granos como en la siguiente foto:

Foto en 2008

He tenido que esperar un año desde aquel momento. De nuevo, tenemos habas en los bares de Granada (las habas verdes con bacalao o jamón, son una tapa preciada por muchos) y, en esta época del año, suelen estar tiernas y muy sabrosas.

Pues bien, llegado el momento, tomo de nuevo mi cámara y… a comprobar con imágenes la verdadera historia de las habas “en bisiesto”. Esta es la reciente imagen:

Foto en 2009

Como se puede comprobar al comparar las fotos, todo es un BULO con mayúsculas. Las habas, puedo afirmar, que no distinguen entre años bisiestos y los que no lo son.

Me temo que, más bien, es nuestra retentiva la que no es capaz de recordar de un año para otro cómo es la disposición de los granos dentro de la vaina. Y, posiblemente, todo esto también tiene que ver con nuestro deseo de lo mágico, de lo misterioso, de que detrás de lo desconocido puede haber sorpresas y eso nos gusta. No sé realmente a que obedece este interés nuestro por lo fantástico, pero de una cosa estoy seguro: las habas no saben de años bisiestos.

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